Restos de fibras suyas,
rastros de un acto mío.
Caricias
Dejo aquí registro de mucho tiempo, de años, de por lo menos
10 años de sucesivos actos cariñosos sobre mis dos gatos. Huma y Dio.
Aquellos que comparten techo con felinos saben que
cepillarlos es una actividad preventiva, de cierta forma colabora en lo
cotidiano, en especial con los tejidos de la casa. Casi sin ninguna duda es un
mimo, por lo menos lo transmiten sus ronroneos y permisos. Pero también es un
momento de aprendizaje porque en ese compartir comprendes sobre el brindar placer,
del respeto de sus tiempos y espacios.
Esos instantes de caricias, sin idioma, solo mirar sus ojos
y sentir su cuerpito encendido por un ruidito es la instantánea que atesoro,
pero representado por dos manos, una de pelos blancos, Huma y otra de pelos
negros, Dio.
Manos que fueron elaboradas con mucha delicadeza, de humedecer
los pelos con pincel capa sobre capa