Tejido de poda de enredadera (Parthenocissus tricuspidata = Ampelopsis veitchii) sobre estructura de hierro soldado
"Se me figura que no sería muy termerario sostener que no hay seres más o menos inteligentes, sino una inteligencia esparcida, general, una especia de fluido universal que penetra diversamente, según sean buenos o malos conductores del espíritu, los organismos que encuentra. En tal caso, el hombre sería, hasta ahora, en la tierra, el modo de vida que ofrecería menor resistencia a ese fluido que las religiones llaman divino. Nuestros nervios serían los hilos por donde se distribuiría esa electricidad más sutil. Las circunvoluciones de nuestro cerebro formarían en cierta manera la canilla de inducción en que se multiplicaría la fuerza de la corriente; pero esta corriente no sería de otra naturaleza, no procedería de otro origen que lo que pasa por la piedra, por el astro, por la flor o por el animal" La inteligencia de las flores, de Maurice Maeterlinck