De todo aquello insignificante que nos rodea, hacemos, percibimos, y sentimos
cotidianamente, un día se convierten en
significantes descubrimientos que generan felicidad; pues comprendo algo mas
sobre la existencia, y es por medio del canal del arte donde lo comparto.
Algunos materiales, conceptos y procedimientos se hicieron recurrentes,
tal es asi, que serán característicos en mi obra. El fenómeno de la osmosis adquirió
relevancia conceptual, los fluidos del arte y la botánica es mi líquido amniótico.
La acción osmótica alcanza mi espacio, las macetas, objetos cotidianos y
la arquitectura sufren metamorfosis, admiten otra materialidad.
La jardinería es un momentos de meditación y acción, las ramas de las podas
pasan a ser elementos visuales puntos y líneas moduladas. Ellas enlazadas entre sí adquieren
tridimensionalidad, absorben y contienen la energía invisible el “Fluido Universal”.
Como un alquimista, el labor ceramista me brinda las herramientas para
planear mi transmutación, mi piel, mi cuerpo ahora se forja de tierra, cera y
resina; mis vértebras cervicales son flores y el calcio de la cáscara de huevo
me extendió la ventana para mostrarlo.
La cocina, pasa también a ser un espacio muy ligado a la experimentación
y abundancia de materiales. En la mesa de trabajo, la prueba y error es un
procedimiento continuo al igual que la acumulación. Los materiales orgánicos
vivos, o no, y de desecho, están presentes alimentando mi imaginación (caramelos,
flores, verduras, cabello, comida, plantas, insectos, ceras, resina de pino,
tierra, etc).
Y en este sorprender de pequeñas notas transito haciendo y mostrando mi visión.