Algunos desean ser enterrados, otros incinerados, otros esparcidos en espacios significativos para el difunto.
Particularmente aquí se trata de ser una obra de arte. Físicamente estar presente, mediante la utilización de cenizas de huesos humanos en el esmalte de la pieza. Podría considerarse el propio testamento, mi epitafio o el modo que encontré como artista de comercializar al igual que otros con la incomprendida muerte.
Arcilla modelada por plancha, esmalte con carga de ceniza de huesos humanos y pigmento. Base de marmol y de cemento.
lapida de 37 x 7 x 60 cm
mármol 50 x 32 x 10
cemento 67 x 37 x 80cm