“…la belleza es el único lenguaje de nuestra alma…no comprende otros. No tiene otra vida, no puede producir otra cosa, no puede interesarse en otra cosa… ¡Se necesita tan poca cosa para estimular la belleza de un alma!...Quizá no es necesario despertar, sino basta no adormecer. No es quizás el elevarse, sino el descender, lo que requiere esfuerzos…si tuviésemos menos miedo de la belleza, llegaríamos a no encontrar otra cosa en la vida, porque, en realidad, bajo todo lo que se ve, lo único que existe es eso…”

Maurice Maeterlinck

Retrato de un meón


Continuando con la obra anterior, presento aquí el identikit de este personaje tan desagradable que nos encontramos lamentablemente sin impunidad en cualquier rincón de la ciudad, despreocupado de que cualquier transeúnte, en especial el infantil, o el tráfico vehicular, lo vea detrás de un insignificante árbol o pared meando como los perros en cualquier lugar.
Pero lo importante de la acción fue el proceso, en donde continúa la maduración y generan nuevos temas que se mantienen en la memoria. Por eso, me gustaría mencionar el momento de la recolección de los desechos de vegetales, tomados en el mercado central, en el que compartí ese rato con gente que se alimenta de ellos.
Como también veo el paisaje en el perdido barrio de Pompeya, en el que convivo con esta realidad deformada, que lamento tenerla tan de cerca, pero a la vez agradezco primero no tener que vivirla, segundo poder tener este punto de vista, y tercero, no hacerme la distraída reflejando mis sensaciones.
2005
Frutas y verduras en descomposición, madera, varilla de construcción tornillos y tuercas
1m x 0.50m x 1m