“…la belleza es el único lenguaje de nuestra alma…no comprende otros. No tiene otra vida, no puede producir otra cosa, no puede interesarse en otra cosa… ¡Se necesita tan poca cosa para estimular la belleza de un alma!...Quizá no es necesario despertar, sino basta no adormecer. No es quizás el elevarse, sino el descender, lo que requiere esfuerzos…si tuviésemos menos miedo de la belleza, llegaríamos a no encontrar otra cosa en la vida, porque, en realidad, bajo todo lo que se ve, lo único que existe es eso…”

Maurice Maeterlinck

Madera viva


“...Sentado al sol de marzo sobre un montón de troncos de haya, que crujían por el calor, pronunció por primera vez la palabra “leña”. Había visto leña mas de cien veces y oído la palabra otras tantas y, además, comprendía su significado porque en invierno le enviaban muy a menudo en su busca. Sin embargo , nunca le había interesado lo suficiente para pronunciar su nombre, lo cual hizo por primera vez aquel día de marzo, mientras estaba sentado sobre el montón de troncos, colocados como un banco bajo el tejado saliente del cobertizo de madame Gaillard, que daba al sur. Los troncos superiores tenían un olor dulzón de madera chamuscada, los inferiores olían a musgo y la pared de abeto rojo del cobertizo emanaba un cálido aroma de resina.
Grenouille, sentado sobre el montón de troncos con las piernas estiradas y la espalda apoyada contra la pared del cobertizo, había cerrado los ojos y estaba inmóvil. No veía, oía ni sentía nada, solo percibía el olor de la leña, que le envolvía y se concentraba bajo el tejado como bajo una cofia. Aspiraba este olor, se ahogaba en él, se impregnaba de él hasta el ultimo poro, se convertía en madera, en un muñeco de madera, en un Pinocho, sentado como muerto sobre los troncos hasta que, que al cabo de mucho rato, tal vez , tal vez media hora, vomitó la palabra “madera”, como si fuera un conjuro...”

Pag 28, Süskind, Patrick. “El perfume historia de un asesino”
2005
madera, maceta, plantas, botella, liquido verde
10 x 10 x 30 cm